martes, 30 de enero de 2018

LA DECISIÓN DEL VIENTO

El que decide es el viento. El viento que se
                                              lleva la aventura, el infolio y la canción.
                                                          LEÓN FELIPE



Escribo contra el viento, con el viento
clavado como un grito en los pulmones.
Caen las hojas muertas, los poemas
amarillos y yertos del crepúsculo.

Escribo contra el viento, con el viento
mojándome las sílabas; el llanto
humedece la noche fatigada
entre calles huyendo de la tarde,
y desnudos árboles solitarios,
la noche de cemento, acristalada,
con luces vacilantes que rehuyen
el ruido, la hojarasca, la inmundicia.
.
Escribo contra el viento, con el viento
crepitando en el fuego del estío,
ondeando en los sueños marineros
que dejan en los puertos y las playas
un regusto salobre de tristeza,
gimiendo soledades en la noche,
peinando largamente las arenas
impregnadas de cuerpos y de olvidos.

Escribo contra el viento, con el viento
terrible del otoño que nos lleva,
nos desnuda y nos viste con el polvo
gélido y sin memoria de sus manos.
Desgajadas palabras amarillas
pregonan su impotencia y su mudez
anhelando la noche y otros soles
que el tiempo como un sueño propiciara.

Escribo contra el viento, con el viento
como un perro azotado entre las piernas
mientras van, errabundas, por el río
frases ramas sin nidos ni esperanza
que dejan a su espalda yermos blancos
donde germina, oculta, la alegría
y pongo el corazón sobre los surcos
con silabas de sangre roturados.

Escribo contra el viento, con el viento
que orea y disemina las palabras,
que destierra poemas o banderas,
que ondea las cuartillas desatadas,
papeles sin memoria ni conciencia
-el viento de la vida, de la muerte-,
certidumbre futura de la calma
que ha de vestir un día nuestros actos.

Escribo contra el viento, con el viento
clavado hasta los huesos del espanto,
llevándose la voz de tantos muertos,
esparciendo palabras que no encuentran
acomodo en los círculos del tiempo
desatando su rabia cuando el frío
que pone la alta nieve entre sus manos
congrega a los fantasmas de la ausencia.

Escribo contra el viento, con el viento

que decide qué se lleva, qué me deja,
qué me ofrece, qué me quita,

que me mata lentamente cuando escribo.



2 comentarios:

  1. Sigue así: escribiendo contra el viento y a favor de la poesía y la esperanza.
    Un sincero brazo.

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  2. Muchas gracias, Juan. Este año va por esos derroteros.

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