sábado, 20 de diciembre de 2014

LA PALABRA OLVIDADA

Debajo de oropeles y lujosos vestidos confeccionados por quienes se presumen dueños del tiempo tirita un cuerpo desnudo.
Bajo cada historia fabulada por los vencedores subyace una historia verdadera.
Sustentando las piedras, las arcadas levantadas para adorar a los dioses inventados a semejanza del hombre, hay restos de ancestrales cultos a desconocidas deidades.
Debajo de cada camino asfaltado hay huellas de pies descalzos sobre el polvo primigenio.
Bajo soberbios edificios, aire contaminado y corazones de metal, late con fuerza el corazón antiguo de la tierra.
Sustentando las palabras convertidas en moneda de cambio subyace, rizoma primordial, una palabra:
La palabra primera pronunciada por el hombre. La palabra olvidada. La palabra desnuda, tiritando en el gélido polvo, ocultándose del sol abrasador en espeluncas oscuras. La palabra que otras palabras –paz, amor, felicidad, muerte- quieren recordar.
La palabra nacida de la tierra y vuelta a la tierra. La palabra que dio origen a la alquimia y a todas las religiones. La palabra que nadie puede destilar a partir de sus frutos. La palabra que intuimos vagamente en el vientre materno. La palabra que por si sola vale por todos los poemas escritos y por escribir. La Palabra.
La palabra que debiera sustituir a todas las que llevo escritas para desearos desde el origen común de nuestras vidas, todo lo bueno que la existencia nos ofrece, prescindiendo de los ropajes que hemos aceptado, como mal menor, en estas fechas. Buscadla en el fondo de vuestro corazón y si la encontráis, lanzadla al mundo entero para colmarlo de paz, amor y felicidad, antes de que el mundo se sumerja en el olvido.

domingo, 14 de diciembre de 2014

LA ROSA QUE RECLAMO


Sí, soy una espina que reclama su rosa
JORGE JUSTO PADRÓN

I
Una bala que busca su fusil,
una gota de lluvia sin su nube,
un líquido en el fuego que no sube,
un septiembre que añora siempre abril,

un silencio entre voces sin sentido,
una palabra escrita en la pared,
una fuente cegada por la sed,
un río frente al mar desconocido,

un espejo apagado entre las dunas,
un grito en la llanura desolada,
un eco que rebota y dice nada,
la mortecina luz de opacas lunas,

un hambre que no sacia ningún pan,
un pan duro arrojado a la basura,
un anillo sin brillo ni hermosura,
una piel limitada por su afán,

una rama quebrada por el viento,
una brizna de hierba entre los dientes,
un surco desolado sin simientes,
un tal vez que ha perdido su momento,

un verso vertical, ángel caído
pugnando por volver a tanta nada,
un sueño, un espejismo, una ensenada
sin peces ni navíos, cuerpo herido

por esperanza incierta, empeño roto,
una espina sin rosa, una quimera.
Ni más ni menos soy, en la ribera
del hombre y del deseo más ignoto:

Una espina que clama por su rosa
cubierta de rocío (yo recuerdo
sus pétalos marchitos y me pierdo
al borde de la noche y de la fosa

abierta a la nostalgia, inmensa herida
sangrando por el tiempo en que se vierte)
que pone su color ante la muerte
y grita libertad ante la vida.

II
La rosa que reclamo es esa rosa
eterna que no es rosa,
la rosa ya intocable
que guarda su memoria en los poemas,
la inalcanzable rosa
que Borges no cantara,
la leve rosa que como el tiempo,
como la vida misma, nos deja entre las manos
el aroma sangrante del recuerdo,
la infinita rosa de un jardín infinito
que habita laberintos olvidados,
la rosa, amor, de tus labios rojos
y mis ojos niños, la rosa,
¡ay!, el sueño que he perdido.


Finalista VIII CERTAMEN DE POESÍA LUZ DE LUNA

SI CAES EN OTOÑO



Si caes en otoño del árbol que sustenta
tus altas ilusiones, tu deber de ser siempre
más alto que la hierba sin llegar a ser nube,
tu soledad vecina de tantas soledades
en una ciudad cualquiera habitada de viento...

Si vas hacia el otoño y ves que en primavera
se desgajan del tronco, apenas verdecidas,
las ramas que debieran soñar también con nidos
y sientes como el llanto cicatriza en los ojos
y el vendaval o el rayo sacan pecho y se alejan
con el dolor cumplido, sembrando de cadáveres
el monte, la alameda, el agua que discurre
hacia el mar y el olvido. Si caes en otoño...

Si pueblan el espacio las aves del recuerdo,
las nubes como nieve perenne en las montañas
que circundan tu mundo oscurecen la tarde,
la lluvia mansamente señorea los aires
mojándote las sienes, los pasos, la memoria.
Si todo lo que fuiste te llega como música
rumorosa de pinos, susurro entre los álamos
rozados por el viento y ese clamor espeso
del roble, las encinas, los cumplidos frutales...

Si el polvo del camino te sazonó hasta el alma
y cuarteó tu frente el sol de los secanos.
Si fuiste parva un día, y tamo, y sementera,
y dejaste en las trochas del monte tus raíces.
Si abonaron tu vida los huesos de los muertos
que antes que tú cayeron y forjaron tu estirpe,
el montaraz legado, la sangre marinera,
la hacienda levantada con sudor y con hambre,
las palabras que callas, repites o entresacas
para que crezca el verso lozano y bien plantado.
Si ya todo lo has dado y te sientes maduro...

Si caes en otoño del árbol sensitivo
cual hoja consumada con la labor cumplida
de ser sombra, ser brisa, de vivir simplemente
sin rencores ni dioses, verás el horizonte,
en ese vuelo último, quebrado por la sangre
vertical, arraigada, sustento de la vida,
te verás a ti mismo vivir en otros hombres,
la nieve coronando las cimas más altivas.
Y el sol, la lluvia, el rayo mantendrán su costumbre
de dar vida, dar muerte entre el viento y el polvo,
el polvo al que ahora caes girando en remolinos.


Finalista VIII CERTAMEN DE POESÍA LUZ DE LUNA