domingo, 1 de abril de 2012

LECTOR





Para bañarme en tus ojos

tengo que apartar la tierra

que me impide ver el mar

y nadar entre tus venas.

He de sacudir el polvo

de tantos muertos poemas

para bañarme en tus ojos,

ancho mar de tu tormenta,

para bañarme en tus ojos

y ser sombra de tus cejas.

Mi mano es un estilete

escindiendo niebla densa,

mi voz, cereal y tamo

que el viento de agosto aventa.

Soy esa nube que da

sombra a tus huellas,

en mi elevado silencio

oigo tus pasos de arena.

Puedo hacer saltar el rayo

que penetre por tus cuencas.

Búscame por los rincones

donde la palabra sienta.

Sólo tú puedes leer

sin ojos estos poemas

sobre la tumba del tiempo,

sólo tú, por tus veredas